La osteopatía es una terapia manual que se fundamenta en el conocimiento de la anatomía, la biomecánica y la fisiología del cuerpo humano, para el restablecimiento y la preservación de la salud, así como la prevención de la enfermedad.
Se basa en un examen clínico exhaustivo y el uso de todos los medios diagnósticos, con la finalidad de poner en evidencia las disfunciones, la ausencia o disminución de la movilidad de los tejidos, que alteran el equilibrio del organismo.
Principios de la osteopatía
La osteopatía examina el individuo en conjunto y busca siempre la causa del trastorno o de la disfunción a través de una aproximación holística y no únicamente sintomática. Se considera a la persona como un todo, tanto en la vertiente física, química y emocional donde la estructura (anatomía) y la función (fisiología) son totalmente interdependientes.
Asimismo, pone especial énfasis en la buena circulación de fluidos en todo el organismo. Una disminución de esta circulación implica una disminución de la capacidad de defensa de los tejidos, proporcionando un terreno favorable a la aparición de una disfunción o la dificultad de recuperación de un tejido.
La práctica osteopática, mediante las manipulaciones de estructura, músculo y tejido conectivo, contempla disfunciones estructurales, viscerales, neurológicas, endocrinas y inmunológicas. Su objetivo será intentar restaurar el equilibrio global del individuo (homeostasis), de acuerdo con su entorno anatomofisiológico, respetando los principios generales de la medicina y creando el espacio para que actuen los mecanismos de autocuración que posee el organismo.
La osteopatía considera que la salud depende del mantenimiento de las relaciones adecuadas entre las diferentes partes del cuerpo. De acuerdo con la teoría osteopática, las alteraciones del sistema neuromuscular-esquelético pueden influir en la función natural de los órganos y viceversa.